Dios, Padre
misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has
derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador,
te
encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre.
Inclínate
hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota todo mal;
haz que
todos los habitantes de la tierra experimenten tu misericordia,
para que en
ti, Dios uno y trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre
eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten
misericordia de nosotros y del mundo entero.
Amén.
"Quiero consagrar solemnemente el mundo ala Misericordia divina.
Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de
Dios, proclamado a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de
la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda al
mundo. Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso
transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios
el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad. Os encomiendo esta tarea
a vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, a la Iglesia , y a todos los
devotos de la
Misericordia divina del mundo entero. ¡Sed testigos de la
misericordia!"
"Quiero consagrar solemnemente el mundo a